domingo, 18 de septiembre de 2011

¿Estaremos realmente viviendo en la IV Guerra Mundial?

 Al terminar de leer al Subcomandante Marcos, en su escrito “7 piezas sueltas del rompecabezas mundial”. Esta pregunta atacó mi mente con miles de cuestiones, en donde al final de tantas reflexiones llegaba a la conclusión de que tal vez no se trate de una guerra meramente, pero si de una lucha de intereses. En donde las sociedades se han convertido en el campo de batalla.
Intereses que buscan proteger los bienes  económicos de la élite. Esta élite que no se ve satisfecha con las ganancias multimillonarias de sus imponentes empresas, fieramente consolidadas, (un ejemplo es la empresa Tyson, Smithfield, Walt-mart) y acuden a romper las barreras culturales, a evadir las fronteras sociales, políticas de las naciones para fortalecer su imperio, su posición en el mercado mundial, por medio de tratados de libre comercio, u otras maneras que permitan el libre flujo de sus productos.
Ingresan a los países y dejan sus productos a precios muy cómodos, esto los hace más atractivos que los productos locales, por ejemplo restaurantes de comida rápida como Taco Bell baja sus precios hasta el punto en que casi regalan sus productos por medio de tarjetas de puntos de compra. ¿Cómo compiten contra esto las sodas o los restaurantes individuales? Como pelear contra empresas internacionales que pretenden ganar toda la clientela y que están en la capacidad de  implementar estas tácticas mercadotécnicas.
Dando como resultado una desculturización y una desidentificación con nuestra cultura para identificarnos con una extranjera, una más consumista y diferente de las tradiciones culturales que dejamos. Esto se puede ver hasta en la música que escuchamos, lo que comemos, lo que vestimos, entre otros.
Empresas que en la protección de su bienestar y buscando ascender económicamente, dejan de lado el discurso capitalista. El cual defiende la libertad, la democracia, la igualdad, la fraternidad como sus ideales. Impulsando un lucha frívola por conquistar mercados, por producir más y pagar menos, por explotar más y no ser castigados, por concentrar los billetes en sus manos, aunque miles de personas estén muriendo de hambre, o no tengan un techo que los cobije.
Recurren a emplear a inmigrantes pues estos con tal de tener un ingreso de dinero aceptan trabajar bajo condiciones inhumanas, sino utilizan como factor de estrés y presión psicológica la escasez de trabajos y la alta demanda de estos, el hecho de que hay mucha gente esperando que se desocupe un puesto. Utilizando todo tipo de estrategias que les permita controlar a los subalternos,  y a la sociedad en la que se encuentran inmersas.
Por medio de la política logran inmiscuir la protección de sus codiciosas perspectivas de crecimiento, manipulando desde arriba los hilos que manejan la economía de los países, todo dirigido hacia un egoísmo con pocos, muy pocos beneficiarios, en contraposición de los muchos que pierden. Todos estos pensamientos  si no se modifican o se replantean totalmente sólo nos llevaran hacia una sociedad extrema. Donde pocos pueden costear sus necesidades y muchos buscan desesperadamente como sobrevivir bajo una pobreza extrema.

Capitalismo, una maquina de injusticias

Michael Moore con su filme “Capitalismo una Historia de amor” trata de mostrarnos una realidad presente en todo el mundo, para así hacer conciencia de las miles de personas que por un lado están perdiendo sus casas, y quedan en la calle, mientras al otro extremo se encuentran los que se enriquecen a costas de estas injusticias, los que manipulan la política, la economía, la religión, la educación, a beneficio de sus intereses. 
Para Marx, “el orden social existe porque existe una clase (la clase dominante) que resulta favorecida por una fase específica del desarrollo económico y que puede así mantener el orden mediante su poder sobre las clases que están por debajo”(Kerbo, 98).
Familias como Rockfeller en Estados Unidos, o los Arias en Costa Rica han logrado acumular grandes cantidades de riquezas y esto no es un secreto para nadie. Desde sus posiciones de gran importancia social, pues son dueños de algunos medios de producción, o de relevancia política se encargan de utilizar ese poder para cuidar sus intereses capitalistas y manipular la sociedad en protección de estos.
 Por otro lado muchas familias quedan en la calle, al perder sus casas a manos de los altos intereses de la tarjeta de crédito que llegó al tope; pues el salario que recibe por sus servicios es insuficiente. Así como lo expuso Marx al decir que “la naturaleza explotadora del capitalismo está en el hecho de que los capitalistas pagan a los trabajadores sólo un salario de subsistencia, un salario por debajo del valor que los trabajadores producen en realidad” (Kerbo,108).
La defensa de estos intereses capitalistas pasa por encima de una familia que no logre pagar su cuota mensual, sin remordimiento alguno de que son seres humanos los que están perdiendo lo que tanto les ha costado y son tirados a la calle como si se tratara de animales . Es acaso que sólo aquel que logra tener un poder adquisitivo alto puede y tiene derecho a tener lo que desea, si bien todo el mundo tiene acceso a los lujos, realmente ¿es así?
Como se espera que bajen las tasas de pobreza o delincuencia, como se pretende que aumente la tasa de natalidad, si ni tan siquiera se le paga lo que se debe al los trabajadores. Quien va a querer traer al mundo a un ser humano si no puede al menos mantenerse a sí mismo. Como no se va a recurrir al robo, si la paga no es suficiente y se necesita el dinero pronto para pagar al banco que remata la casa, que además no extenderá el crédito. Como pagar las cuentas si el salario es de apenas subsistencia, aún así desde la presidencia se expone un discurso que promueve el aumento de la seguridad ciudadana.
Si lo que se busca es el bien social se debería de ser justos con la paga de los servicios laborales, y pagar lo que realmente se merecen los trabajadores por los bienes que producen. No propongo que la clase dominante entreguen sus riquezas, sino que dejen de enriquecerse a costas de los demás, por medio de intereses, mala paga, fraudes, manipulación, y que paguen lo que se debe de pagar, para así alcanzar una mayor equidad en la repartición de las riquezas. De este modo se dejan de concentrar los bienes y riquezas en un pequeño grupo de personas de la clase dominante y se distribuye entre la población trabajadora.

Adivina quien es!

Son las 5 a.m, apenas logro llegar a mi casa, mi refugio. La puerta rechina a la hora de abrirla, así que disimuladamente procuro no hacer bulla para no despertar a nadie, huele a humedad, la pequeña y pobre sala decorada con muebles ya viejos mohecidos me aguardan  testigos de mi secreto, al entrar lo primero que veo es la foto de mi primera comunión.
Las telas de araña pintan de años y pecado las paredes ya mugrientas de lujuria, guirnaldas bañadas en polvo de navidades pasadas y sueños sin cumplir me rodean.
De frente distingo el rostro de mamá, detrás de la cortina que separa el cuarto del resto, acostada en su catre, al lado de un estante, y su pequeña mesita de noche adornada con un mantelito y una candela, ya desgastada por el tiempo, que ilumina su vaso de pastillas apenas se asoma la luna por la ventana arriba de su camastro. Debajo de su cama se esconde la caja con los recuerdos del quince años que nunca empezó. Bajo la grada que antecede su lecho y llego hasta su cuarto, e inmediatamente viene a mi vista  su máquina de coser que ha dejado de ser el sustento de la casa.
Al salir a la derecha encuentro mi cuarto, cruzo la cortina que sirve de puerta y sobre mi camarote mi hermano menor. Dormido envuelto en cobijas al lado de sus cuadernos y lápices escolares. Veo en mi armario mi uniforme del colegio, detrás de él, yacen mis cuadernos cansados de esperar que retome mis estudios.
Estoy tan cansada, corro a la cocina a ver si hay algo que sacie mi sed. No veo nada en la alacena. Encima de la tabla con patas en función de mesa, encuentro un pedazo de pan ya tieso y una pequeña tajada de queso, tomo un vaso con agua y me dispongo a desayunar. Pensando en lo enferma que está mamá, levanto mis ojos y veo sobre el horno las cuentas sin pagar.
Veo a la izquierda de la cocina de gas el canasto de ropa sucia, que está a punto de desbordarse, detrás se asoma la ventana del patio, y sobre los cables unos cuantos trapos se secan, al lado de la pileta.
A la derecha de la cocina se encuentra el baño, en donde trato de limpiar mis impurezas, con baldes de agua fría y entonces es cuando pienso que en momentos de angustia no pensamos en las consecuencias, y esas eran las que mamá no podía saber, al principio me resigne a pensar que sería algo temporal, solamente para pagar las cuentas más urgentes, pero en medio de pago y pago esta se convirtió en mi vida.
Me encanta estar en mi casa, aunque humilde y pobre, es mi hogar y son los brazos de mamá esperando por mí, esperando que vuelva su niña.

pdta: este era un trabajo para estilo y comunicación de la u. 
Trataba de explicar como ve este personaje X la casa a la hora de llegar pero no se podía decir quien era, por ejemplo como vería un soldado su casa después de llegar de la guerra.
Adivinaste de que personaje se trata?